Stabat Mater Dolorosa

Ayer, cierto comentario de cierto amigo en cierta red social, que no nombraré, me hizo reflexionar. No sobre mi amigo, ni sobre la red social en cuestión, sino sobre mí mismo. Pasa que no hay día en que no me queje de mis 25 años autocalificándome, y a veces sintiéndome, viejo. Y sin embargo, a la hora de la verdad, no dejo de comportarme como un niño. Y no necesariamente me refiero a que posea comportamientos infantiles, sino también a que la diferencia de edad con todas esas personas que siempre he considerado, de forma algo abstracta, como "los adultos" es cada vez menor, lo que en ciertos momentos puede ser que me otorgue derecho a plantarles cara y decirles 4 cosas bien dichas. Porque eso fue lo que me pasó el pasado domingo. Fue mi sensación de "juventud" la que me hizo olvidar que con mis 25 tacos tengo la madurez suficiente para haberle dicho a aquél señor, que salía del palacio de Carlos V en la Alhambra a la vez que yo entraba, que fuese a escupir a su puta casa, o que escupiese a los zapatos de su pareja de la que iba bien agarradito en lugar de dejar la flema en las centenarias rocas del citado palacio. Que si bien soy el primero que piensa que el palacio de Carlos V es una mancha en el conjunto escultórico de la Alhambra, no creo que por ello ningún turista de mierda tenga derecho de maltratar el monumento.

Y por cierto, no era guiri. De hecho, me temo que pudiera incluso ser tan granadino o más que yo. Puta sociedad.

Y como no se me ocurre nada mejor que poner, simplemente pondré una canción que cuyo sonido creo refleja lo que sentí en ese momento. Rabia.