martes, 30 de junio de 2009

Tears Of Rage

No importa cuán optimista seas o intentes ser. No importa cuántas cucharadas del jarabe "amor propio" te tomes, ni cuántas sonrisas regales al mundo. No importa que, por fin, decidas tomar con fuerza las riendas de tu destino. No importa lo que hagas, no importa, nada importa. Todo está ya escrito: unos nacen con estrella, otros nacemos estrellados.


Primal Fear "Tears Of Rage"


La Suerte tiene una deuda demasiado grande conmigo. Afortunadamente para ella es un concepto abstracto, pues si fuera un ente físico hace tiempo que habría ido a partirle las piernas.

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viernes, 26 de junio de 2009

Black Or White

El mundo dice adiós al negro que siempre quiso ser blanco. D.E.P. Michael Jackson.


Michael Jackson "Black Or White"


PD: Éste blog es mío, y hago con él lo que quiero. Escribo lo que quiero y cuando puedo. Nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a exigirme actualización, ni siquiera el señor Jackson quitándose de enmedio, si lo hago es porque quiero.

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martes, 9 de junio de 2009

That Smell

De nunca me ha gustado el olor del estiércol. Hay gente, especialmente los que se crían en el campo, que disfrutan con él. No es mi caso. Es un olor fuerte, agrio, dicho vulgarme "huele a mierda" -quizá porque se trata precísamente de eso-. Sin embargo, es un olor que uno no puede evitar asociar con determinados hechos o situaciones, en su gran mayoría positivas.
Es un olor rural, de pueblo. Su presencia en el campo es una clara señal de que esa tierra en un futuro próximo dará fruto. También es un olor frecuente donde hay ganado.

Lo que no es tan común es apreciar ese olor en la ciudad. Bueno, depende del significado que le demos a "común". Como bien saben los que me conocen, vivo en un peculiar barrio granadino caracterizado por cierto edificio de corte monumental -aunque yo no lo ascendería a tal grado-. Durante la mayor parte del año, en el citado edificio y sus alrededores, se puede apreciar un agradable olor a flores. Olor que imagino impregnan los comerciantes que tienen sus negocios -generalmente de alto caché- en los bajos del "monumento", ya sea colocando adornos florales en las terrazas o de forma artificial con ambientadores, ávidos de aumentar su clientela.
Otros días, en cambio, en este citado área granadina simplemente no se aprecia ningún olor, ya sea agradable o desagrable.

Sin embargo, hay ciertos días a lo largo del año, generalmente en fechas señaladas, que el barrio por completo se impregna de un fuerte olor a estiércol. Pero cuando este olor inunda las calles no es algo positivo en lo que uno piensa. No. Aquí no hay campos que abonar. Tampoco hay ganaderías... bueno, en estos días sí. He aquí el problema.
En mi barrio, el olor a estiércol, se convierte en una clara señal. Es el olor de la sangre y de la muerte. Es el olor de la barbarie, el perfume del odio y del sadismo de una especie para con todas las demás. Este es el olor que desprenden aquellos que van a morir.

En esos días, es cuando el olor a estiércol me da más asco.



Vivo en un barrio conocido legalmente como "distrito Beiro", vulgarmente conocido y llamado por el emblemático edificio que en él se encuentra: la plaza de toros.

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viernes, 5 de junio de 2009

Patria en oferta

¿Saben? Cuando era pequeño y pensaba en crecer, era consciente de que entre mis obligaciones estaría la de votar -amén de que se me inculcó la idea de quién no vota no tiene derecho a quejarse-. Por aquellos tiempos pensaba que entendería tan poquísimo de política que, llegado el momento, no sabría a quién hacerlo.

El tiempo fue pasando y, en contra de lo que en un principio pensé, fui adquiriendo no sólo ideales y/o forma de pensar sino también conocimientos sobre política. Sin embargo, y a pesar de estar en posesión de dichos conocimientos, una cosa se mantuvo constante: no sabía a quién votar.

Dicen que la ignorancia es la felicidad y, aunque nunca me ha gustado ser un ignorante, con frecuencia pienso "cuánta razón". Igualmente dicen que la política nació como un servicio para el pueblo, sin embargo, a éstos no puedo darles la razón.

Y es que no puede ser un servicio para el pueblo un sistema donde no todos los ciudadanos son iguales. Tampoco puede ser un servicio para el pueblo un sistema donde se nos hace creer que siguen loables ideales cuando en realidad actúan en referencia a sus bolsillos y no a sus, teóricos, sueños.

La situación se ve agravada -como criticaba el pasado domingo el señor Reverte- con un periodismo que se vende al mejor postor y cuyos artículos se extienden más allá de la simple y precisa redacción de los hechos, fomentando así el odio entre "las dos Españas", concepto todavía mucho más vivo de lo que debiera. Odio que se ve reflejado en el mismo parlamento, donde las dos mayores -y supuestamente más serias- fuerzas políticas, que por cierto acaparan más del 80% del hemiciclo, protagonizan una encarnizada -y absurda, todo sea dicho de paso- lucha a través del "streaming".

El pueblo pierde todo el sentido -si es que no lo perdió ya antes- en el mismo momento en que los partidos gastan más esfuerzos en ensalzar los defectos de su oponente que en demostrar sus propias virtudes.

Ante esta situación, votar se plantea una tarea realmente difícil. Son muchas las personas que por trabajo, estudios, o lo que sea, no tienen tiempo de ir acudiendo a todas las sedes, mítines y webs de todos los partidos para informarse debidamente de las propuestas de cada uno. Así pues, como ha sido siempre, se confía en que los spots publicitarios televisivos nos aporten parte de esos datos. Y en relación a éstos decidir a quién votar, o decidir sobre quién informarse mejor. Sin embargo, cuando citados spots hacen uso del miedo para evitar que tu voto vaya para el enemigo, pocas propuestas pueden caber en tan pocos segundos.



Llegados a este punto, las personas de mentalidad más abierta, más libre -políticamente hablando-, los no afiliadios ni alineados con ningún partido político, y los que no se dejan influenciar por el miedo, pueden sentir en sus carnes la tentación de votar a partidos muy minoritarios.
Bien, muchos creen -hace poco me lo dijeron, de hecho- que esos votos no sirven de nada, que "para votar a uno de ésos, mejor no votar a nadie". Opinión muy discutible, pero no sé, quizá lleven razón. Sin embargo, en vista de la situación y mientras la cosa siga así, antes vendo mi alma al diablo que votar a los protagonistas de tan cruel historia.

Una vez me engañaron, dos no.

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